lunes, 19 de julio de 2010

Tolerancia en un mundo diverso

Cuando era pequeña solía tener miedo a muchas cosas que hoy acepto con naturalidad; me daban miedo los perros que tanto me gustan ahora, por poner un ejemplo; pero, me daban miedo además ciertas personas, unas por sensaciones que despertaban, simplemente por sus gestos, su tono de voz, la forma en que me miraban; otras en cambio me asustaban por el sólo hecho de ser distintas de mí y de la gente que habitualmente me rodeaba, eran gente de otra raza, que se vestía y hablaba en modo 'extraño', que tenían un comportamiento que provocaba murmuraciones a su paso.


Miles de kilómetros, y otros tantos de caras después, he superado muchos miedos, y continúo en la lucha por superar otros tantos, y el principio que impulsa esa lucha es la firme convicción de que todos esos miedos estaban alimentados de ignorancia y de pobreza de espíritu (no se como traducir esta expresión en 'no creyente', disculpad).

Es comprensible tener miedo a lo distinto, a lo nuevo, a lo extraño, lo que no se entiende es la obstinación de ciertas personas que se niegan a ver la realidad de nuestro mundo, un mundo diverso y dinámico, colorido, lleno de vida, y que como todo organismo vivo debe desarrollarse, y el desarrollo implica cambios.

Por otro lado también apoyo, en cierta manera, la defensa de lo tradicional; en parte por nostálgica, y en parte por prudente; a pesar de mi juventud, en más de una ocasión, me he encontrado añorando 'viejos tiempos' o lamentándome de que las cosas no sean lo que eran, y es que como dice Mafalda, 'Este mundo moderno tiene más de moderno que de mundo'.

Mientras unos luchan por el conservadurismo, a otros tantos, jactándose de progresistas, poco les falta para intentar hacer girar el planeta a la izquierda (en sentido literal); se olvidan de que muchas cosas, que no todas, se han hecho así durante tanto tiempo por una razón válida; se olvidan de que a pesar de que sea necesario un cambio, este lleva tiempo; y se olvidan de que en un mundo diverso, lo que ellos ven lógico, a otros les parecerá disparatado.
Existen grandes valores en nuestra sociedad, y uno de mis favoritos es la tolerancia; no es por presumir, pero suelo tomar buenas decisiones, y creo que elegir este valor como estandarte es una de ellas. Nos encanta pedir, queremos que nos comprendan, que nos respeten, que nos valoren; y digo yo, con perdón de quienes los odian, que vivan los tópicos! porque hay uno que me viene al pelo: Hay que dar para recibir. Somos diferentes, todos y cada uno, y queremos que se nos respete, e incluso que se nos quiera tal y como somos, pues lo dicho, aprendamos a respetar y apreciar a los demás, más aun cuando son distintos de nosotros, porque esa variedad nos enriquece.