martes, 2 de marzo de 2010

Las cosas que importan

Hay cosas por las que nos desvivimos, firmes determinaciones a las que no solemos estar dispuestos a renunciar, ideas, principios, bienes…pero, por mucha importancia que les demos, a veces en realidad no la tienen, al menos no en perspectiva.

Hacer felices a los demás, ESO es importante, me atrevo a decir incluso que es HEROICO en los días que corren. Hacer felices a los que amas y que te aman, es hacer justicia; y el esforzarte en ello es una muestra de amor absoluta, cuando lo haces nunca renuncias a tu propia felicidad, sino que la condicionas a la de ellos, ya que la suya se proyectará en ti y será tu propia felicidad.

Esta reflexión es aplicable a cualquier situación de nuestra vida,  y tenemos la oportunidad de aplicarla a diario con los nuestros; de todas formas aprovecho para dar un toque de atención específico al respecto, sonará trillado, sí, pero no por ello pierde validez, la perderá el día en que deje de ser cierto, aquí les va:

Vivimos en una sociedad consumista, y todos los que sean capaces de leer esto viven en una situación de al menos un mínimo desarrollo y tal vez cierto nivel económico; ¿Y si intentamos dejar de consumir (innecesariamente) porque ‘podemos permitirnoslo’ para empezar a apoyar iniciativas solidarias porque ‘hay gente que lo necesita’?. De veras, si lo analizan con detenimiento la segunda opción es más satisfactoria, no solo para los beneficiados o a ojos de la sociedad, sino para uno mismo.

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